En España hay alrededor de 20 millones de mascotas, animales que se convierten en uno más de la familia. Pero, ¿qué pasa cuando muere nuestro fiel compañero?

Son los más fieles y cariñosos compañeros de vida y demuestran su gratitud y lealtad hasta el final. Es por ello que las mascotas se están convirtiendo, cada vez más, en uno más de la familia.

Lejos de ser una excentricidad, muchas son ya las personas que reclaman y agradecen un digno final para sus peludos amigos. 

Por ello, igual que existen multitud de empresas que se dedican a cuidar todos los aspectos de las mascotas durante su vida, empiezan a proliferar las compañías dedicadas exclusivamente a dar un servicio de calidad y personalizado cuando esta muere.

En Estados Unidos este mercado ya es una realidad palpable: existen, a lo largo de su vasto territorio, multitud de ‘pet funeral services’ (servicios funerarios para la mascota)

La muerte de una mascota puede ser, muchas veces, comparada con la de un ser querido. Los lazos que los dueños establecen con sus animales son muy especiales: cariño, lealtad, respeto y complicidad son las cualidades de esta relación, que sólo el que tiene un animal doméstico puede entender.

Según el autor de “Adiós, Toby. Cuando muere tu mascota”, Gary Kowalski, “la muerte de una mascota es un asunto serio, con potencial para afectar de manera adversa la salud de una persona, la carrera y las relaciones” y según un reciente estudio de Consumer Eroski, la muerte de una mascota  en niños y personas muy mayores suele requerir tratamiento psicológico.

Pero aunque para algunos la muerte de la mascota sea un trago menor y carezca de importancia, hay que despedir al animal de una manera ética, moralmente correcta y sobre todo, con responsabilidad.

Porque si al adquirir la mascota se requiere sentido común, también se pide en la despedida, momento en el que ha de estar presente el respeto por el que fue amigo, defensor y compañero de vida. Él no haría otra cosa.

En Cataluña existe “L¨última Llar”, la primera instalación de Tarragona dedicada a ofrecer servicios de entierros para animales.

Este cementerio se abrió en 1997 y en el año 1999 instaló un horno incinerador de animales. Entre los servicios que ofrece existe la posibilidad de incinerar al animal, enterrarlo en una fosa individual o bien en una fosa común.

Los precios de los servicios de “L”última llar” varían desde los 55 euros hasta los 300. Según el director técnico de esta empresa, Román Casanova, “en ‘L”última llar’ hay cabida para todo tipo de animal doméstico, ya sea incinerado o sin incinerar”. 

En Barcelona también existe una última morada para animales de compañía: se llama “The loved ones” y está desde 1972 en el encantador pueblo de Torrelles de Llobregat, a 15 minutos de Barcelona. En este cementerio, donde las sepulturas son individuales y se van renovando anualmente, se han enterrado incluso monos. El dueño también puede optar por quedarse con las cenizas o repartirlas por un sitio especial.

Desde su fundación se han enterrado muchas mascotas, principalmente perros y gatos, además de pájaros, hamsters, loros e inclusive monos. En los últimos años han aumentado los entierros de serpientes, iguanas, camaleones, tortugas, etc.

“A sólo 14 minutos de Barcelona se encuentra el Cementerio de Pequeños Animales donde siempre podrá visitar al que fue su fiel compañero, en un paisaje maravilloso”

Un impresionante panteón rinde homenaje a Dan, un pastor alemán propiedad del Sr. Ignacio Bernardino, que colaboró con los bomberos y la policía de Barcelona salvando a 65 personas víctimas de incendios, derrumbamientos y otras catástrofes. En su entierro, en el año 1980, incluso vinieron autobuses de los bomberos y de la Cruz Roja para darle su último homenaje.

A partir de esa fecha y hasta hoy todavía podemos ver a personas agradecidas por haberles salvado la vida que acuden regularmente a visitarlo.

Sin duda en un momento muy difícil,  el de  la despedida de tu fiel amigo, pero se hace más llevadero si hay un lugar donde  puedes ir a visitarlo y recordarlo.